Para empezar BIEN la tarde

Tengo una amiga que su papá es cafetalero y su mamá me hizo una mezcla especial de café, la mezcla está hecha de dos tipos de tueste, y es café de altura 100 por ciento orgánico. El aroma es único.
Todos los dias (o por lo menos la mayoría) saco del refri mi frasco donde guardo el café en grano que me regalaron, saco de la alacena de abajo mi pequeño molino que adquirí en Fabricas y pongo agua a hervir en un pequeño pozito. Mientras el agua se hierve busco mi taza preferida (una de acabado rústico que compré en San Miguel de Allende la única vez que fuí) y busco también el colador. Cuando el agua está a punto de hervir comienzo a moler el café, en este paso el ruido del molinito eléctrico rompe con la calma que hasta el momento imperaba, pero es parte del ritual y se acostumbra uno, después de todo el ruido no dura más de diez segundos.
Una vez molido el café y que el agua alcanzó su punto de ebullición coloco el café molido dentro del colador, el equivalente de dos cucharadotas bien servidas, para después vertirle el agua bien caliente.
El resultado es un café delicioso y de gran aroma.

Después de comer, cuando el sueño ataca, y más en estas tierras de calor, el café levanta y le da sentido a estas horas muertas que en provincia mucha gente prefiere para la siesta. Yo me tomo mi cafecito y me pongo a blogear.
Altamente recomendable.